K.A.L.A.M.I.D

Era una tarde de viernes, el día favorito de Kimiko Otanashi, Kimiko era una estudiante muy brillante, tenía el pelo azul marino ojos como zafiros una nariz pequeña y una boca pequeña, roja y siempre tenia una sonrisa para todos.
Como contaba, era una tarde de viernes Kimiko se enfado tras una disputa que tubo con su familia y preparaba una mochila.
-Cariño... ¿Qué te pasa?- le dijo su madre. Llevaba unas gafas en su nariz ocultando un poco sus verdes ojos y una boca rosa y triste en su cara al ver que su única hija se quería marchar. También llevaba un collar en su cuello y un vestido azul cielo que la hacia aun mas joven y su pelo era alocado y negro.
-Lo siento mamá me voy, tras lo que me ha dicho Papa soy una molestia y ya soy mayor.- dijo seria dando un puñetazo a la cama y dejando caer una lagrima por su rostro pálido y sus mejillas rosas.
-¡Eso no tiene sentido! Ya sabes que tu padre es muy cabezota, y no quiere que seas una niña todo el rato.-
-Lo siento mamá...- dijo apartándola de la puerta y saliendo de su habitación.

Llego al salón, su padre estaba viendo la televisión, sin preocuparse de que su hija se iba de casa. Tenía el pelo casi blanco unos ojos azules una nariz grande y una boca color carne.
-Papa... me voy de aquí, no se cuando volveré.- dijo poniéndose su chaqueta negra que iba conjunto con su camisa.
No hubo respuesta ni marcha atrás para Kimiko. Abrió la puerta salía lentamente y la cerró apoyando su oreja en la puerta para oír si su padre se arrepentía.
-¡Pero como la as dejado marchar!- dijo su madre enfadada
-ya volvera- dijo su padre como si pasara de todo.

Kimiko no pudo evitar empezar a llorar y salir corriendo.
-para- le dijo un voz poniéndole una mano en la frente –me llamo Itori, soy un guardián de la oscuridad y un maestro con la espada katana, me an dado la orden de destruirte- dijo seriamente. Itori, tenía un pelo rojo y unos ojos blancos, como si estuviera poseído por el mal, una nariz muy pequeña que casi ni se le veía y unos labios rojos muy intensos.
-¿Cómo? ¿Por qué? Yo no tengo nada especial...- dijo Kimiko
-es cierto... ahora mismo no tienes nada especial... pero cuando lo tengas me daré cuenta y vendré a buscarte...- dijo y desvaneció en el aire

Kimiko quedo asombrada se dirigió al bosque, no sabia que quería decir con eso Itori, lo único especial que tenia era ser adoptada por los inusha ya que su madre murió en un accidente y su padre murió antes que naciera ella.
El bosque era el lugar favorito de Kimiko ya que se decía que allí habitaban seres fantásticos.
``Este es un lugar tranquilo... no hay porque preocuparse, además seguro que aquel chico era solo mi imaginación decir que yo tenia poderes, y llamarme Asura... jaja siempre he querido tener poderes pero lo de Asura es solo una leyenda.´´ Se dijo Kimiko para ella misma.

Un poco después el cielo se nublo y empezó a llover junto con una tormenta.
Un montón de rayos cayeron cerca de Kimiko haciendo un símbolo extraño alrededor pero poco después la tormenta se fue y dejo de llover.
El símbolo empezó a brillar.
-¿Qué esta pasando?- dijo Kimiko asustad
-La leyenda es real- escucho Kimiko en el aire, entonces comprendió porque la llamo Itori Asura. En ese mismo momento el símbolo dejo de brillar
-Pero dime, ¿Qué tengo que hacer?- dijo Kimiko
-la leyenda-
``¿La leyenda? Si no recuerdo mal en la leyenda de Asura eran 7 personas y anteriormente hubo un octavo pero consumido por el mal abandono para conquistar la tierra... ¿Itori es el octavo?´´ se dijo a si misma.
``pues no hay tiempo que perder, tengo que encontrar a los otros 7 voy a partir ahora mismo´´
Pero lo que Kimiko no sabía era que alguien la estaba mirando desde la copa de un árbol.